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Huertos Ecológicos Urbano

Las Huertas Ecológicas Urbanas para el autoconsumo familiar, no para la comercialización, son la parte esencial de nuestro trabajo. 

En El Alto muchas familias tienen un patio donde juntos creamos una Huerta Ecológica Urbana, que se convierte en un ecosistema familiar, en la que cultivan hortalizas, verduras, árboles frutales, ornamentales y medicinales. 

La producción no sólo se realiza a nivel del suelo. Se aprovecha todo el espacio posible con colgantes de los techos y repisas con maceteros en las paredes, tanto dentro del invernadero, como en el patio. Por eso es posible producir, al menos, 50 variedades entre hortalizas, árboles frutales, plantas aromáticas, florales y medicinales en un espacio relativamente pequeño. Todo lo que se cultiva es orgánico y se constituye en el soporte alimentario de la familia. 

Trabajamos principalmente con las mujeres porque son ellas las responsables dela buena alimentación de todas las personas en su casa. 

Con su Huerto Ecológico Familiar, la familia desarrolla un mayor sentido de respeto en su vida diaria, concretiza su oportunidad de cuidar a la Madre Tierra, de conectar con sus familiares y vecinos, de mejorar su nutrición y la seguridad alimentaria familiar y crear un mejor medioambiente familiar. 

Tal situación elimina la presión que tenían de luchar cada día para poder ofrecer comida a la familia y despliega sus pensamientos, deseos e ilusiones para buscar su propio camino y desarrollar el sentido de su propia vida. 

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Efectos sinérgicos de los Huertos Ecológicos Urbanos:

Mejora la calidad del aire

Una de las consecuencias del cambio climático es la contaminación atmosférica. Los Huertos Ecológicos Urbanos mejoran la limpieza del aire de esta ciudad. Las horticultoras afirman que el invernadero les “da más vida”, que respiran un mejor aire, que salen de sus Huertos Ecológicos Urbanos con mejores energías y mayor alegría.

Disminución en el uso de transporte

El autoconsumo, las ventas esporádicas, el trueque y las donaciones no requieren de transporte favoreciendo, de esta manera, el consumo de cercanía; reduce el kilometraje alimentario y de los consumidores, además que reduce las emisiones de carbono.

Aumenta la cobertura vegetal

Los Huertos Ecológicos Urbanos amplían la densidad de biodiversidad vegetal y aporta a que más ciudadanos y ciudadanas mejoren su salud. Con la nueva biodiversidad se amplían los sumideros de CO2, se generan más espacios termorreguladores y captadores de ruido, mejorando la calidad ambiental. Cada árbol frutal es capaz de absorber hasta 10 kg. de CO2 al año. Los árboles funcionan como filtros de agua, mejoran la calidad del suelo y atraen insectos y otros animales, aumentando también la biodiversidad en la fauna.

Reducción de los residuos

Las familias producen menos residuos porque consumen menos productos envasados con plásticos. Los residuos orgánicos producidos por la familia son reaprovechados para elaborar compost casero. Utiliza energías limpias como la infraestructura ecológica y los calefactores artesanales (botellas de plástico reutilizadas llenas de agua y pintadas de negro que absorben el calor en el día y la disipan en la noche). Reduce la vulnerabilidad de los grupos urbanos más débiles y fortalece la gestión de producción y consumo responsable de alimentos. Reduce la competencia por el agua dulce y disminuye el agotamiento de ciertos minerales, como el fósforo, al hacer un uso productivo de los nutrientes naturales. Reduce los volúmenes de relleno sanitario y, por tanto, de las emisiones de metano y de gases de efecto invernadero. Los Huertos Ecológicos Urbanos tejen las condiciones que posibilitan el Vivir Bien porque generan la reconexión con los sistemas sociales y ecológicos, disminuye la violencia e incrementa el empoderamiento de las mujeres, produce alimento que genera convivencia, fomenta la justicia social y ecológica y, por ello mismo, aporta a la construcción de la paz.

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